Este fin de semana tuve la oportunidad de descansar con mi familia fuera de la cuidad y pude sentir una paz inesperada, algo que hacia tiempo no tenia. Mientras tomaba mi cafe, me di cuenta de lo mucho que a veces olvidamos esos pequenos momentos que nos marcan. El aroma del cafe, por ejemplo, siempre me transporta a los domingos de mi infancia.Despues, durante mi paseo por el lugar, vi un arbol viejo cuyas hojas caian lentamente. Nadie se detenia a mirarlo, pero me hizo pensar en como muchas veces nos perdemos de lo mas simple, lo que esta ahi, sin pedir nada a cambio.Al final del dia, me quedo claro que, aunque siempre estamos corriendo, a veces lo mejor es simplemente parar, respirar y apreciar lo que tenemos frente a nosotros.
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